Raising Awareness and Understanding of Traditional Timekeeping

Por Geraldine Patrick Encina y Mindahi Bastida Munoz

El año 2012 estuvo lleno de expectación, particularmente para tres grupos de personas, los astrónomos, los especialistas en las culturas de México, y el público en general que había desarrollado una fascinación por “el fin de los tiempos” o “el fin del mundo”.

Para los astrónomos, la atención estaba puesta en el tránsito de Venus. Desde la perspectiva de un observador en la Tierra, Venus realiza un ciclo sinódico cada 583.92 días. Esto significa que, si por ejemplo, se registra la fecha en que hizo su primer amanecer como estrella matutina, la repetición de este fenómeno se dará dentro de un poco más de año y medio.

Durante el ciclo sinódico de Venus (Figura 1), primero se aprecia a Venus del amanecer sobre el horizonte oriente. Cada día aparece en un punto más elevado hasta que, luego de unos cinco meses, comienza a descender. Si se juntaran todos los puntos en que aparece a diario, el dibujo semejaría una pinza cerrada. El recorrido en su aspecto de lucero del alba demora 263 días (casi nueve meses). Luego Venus deja de verse porque su trayectoria orbital va por detrás del Sol desde nuestra perspectiva. Esa trayectoria dura en promedio 50 días. Luego Venus se asoma por primera vez como lucero del atardecer, hundiéndose en el horizonte poniente al caer la noche. Nuevamente dibuja una pinza cerrada en un tiempo promedio de 263 días, sólo que esta vez, en el cielo del ocaso. Al dejar de verse, se sabe que Venus está viajando entre el Sol y la Tierra. Este trayecto es de 8 días; luego, el ciclo sinódico de Venus comienza otra vez.

Figura 1. Dos aspectos de Venus durante un ciclo sinódico de 584 días. El ciclo sinódico es el tiempo que transcurre para que Venus repita un mismo evento, verificable desde La Tierra.

 

Debido a la oblicuidad de su órbita y de la nuestra, la frecuencia con que Venus llega a transitar justamente frente al disco solar es muy particular:105.5, 8, 121.5 y 8 años. Todas las demás veces pasa frente al helio solar, mas no frente a la cara misma del Sol. El tránsito implica que Venus se llega a ver (bajo condiciones ideales de observación del Sol y con prismas gruesos y obscuros) como un lunar frente al Sol, lo cual indica que los cuerpos celestes Sol-Venus-Tierra están alineados.

Uno de tales tránsitos sucedió en el año 2004 y pudo ser observado en Asia. Los astrónomos sabían que en 2012 se presenciaría desde México, por lo que la gran mayoría se reunió para ver el fenómeno en un mismo lugar. Yo estuve allí, en el sitio arqueológico Cañada de la Virgen, Guanajuato, junto a mis colegas del Seminario de Arqueoastronomía (Figura 2). La tan esperada fecha fue el 5 de junio de 2012.

Figura 2. Tránsito de Venus ‘eclipsando’ al Sol el 5 de junio de 2012. Foto de Ricardo Moyano, tomada con una lente obscura, en Cañada de la Virgen, Guanajuato.

 

Por su parte, los académicos especialistas en la cultura maya estaban atentos al 21 de diciembre de 2012, pues habían calculado el cierre del gran ciclo 13 Bak’tun para esa fecha. Tanto ellos como los contadores del tiempo en Guatemala diseñaron por años costosos programas de promoción de la cultura maya en ámbitos académicos y turísticos, impartiendo conferencias y produciendo libros y documentales especializados. En general, dieron información poco relevante desde la perspectiva mesoamericana de astronomía y calendarios. Aquella fecha no era la correcta, pues estaba escrito en piedra que el cierre ocurriría cuando Venus vespertino y la Luna estuvieran en la misma configuración que al comienzo del gran ciclo: ambos a punto de emerger de las aguas primordiales. Metafóricamente, serían alumbrados y a la vez alumbrarían al tiempo-espacio de la gente del maíz. Tal cierre de 13 Bak’tun se dio el 3 de mayo de 2013, en fecha 4 Ajaw 3 K’ank’iin del Ja’ab o año maya, un año cargado por Kaban (Movimiento), como he publicado desde 2013.

Aquel Venus vespertino del 3 de mayo de 2013 emergería de las aguas después de haber actuado como estrella matutina por casi nueve meses y luego pasar cincuenta días de invisibilidad. Tomando en consideración lo que narran las historias de creación otomí-toltecas y mayas en cuanto al inicio y cierre de grandes ciclos, el estado de Tlahuizcalpantecuhtli—el que personifica a la estrella matutina—debe haber sido equiparable al de un guerrero después de una batalla.

El 5 de junio de 2012, día 10 Conejo, Tlahuizcalpantecuhtli con cabeza de Conejo atravesó al Sol con su lanza: ése fue el día del tránsito. Cinco días después, en día 2 Carrizo, ingresó a ocupar el cielo del amanecer (Figura 8), recorriéndolo durante casi nueve meses con las manos ensangrentadas por la reciente ejecución. Después de ese tiempo se sumergió en las aguas primordiales, un acto de purificación que le permitió emerger en su aspecto vespertino para poder cerrar el ciclo 13 Bak’tun.

Así es que el 2012 definitivamente fue clave en la conceptuación mesoamericana de cierre de grandes ciclos, pero no por las explicaciones que dieron los mayistas sobre el término de 13 Bak’tun en 21 de diciembre de 2012. En realidad, no tuvieron manera de probar que aquella fecha fuera distinta a otros solsticios de diciembre.

El registro del año 2012 estuvo a cargo de los astrónomos-sacerdotes otomí-toltecas, no de los mayas. Fue pre-calculado por ellos gracias a su observación de Venus y de eclipses solares y lunares—fenómenos todos interpretados como causantes de terminación de tiempos, eras o soles. Aquel cálculo fue posible por los conocimientos cultivados durante cientos de años en articulación con los llamados ‘olmecas’, habitantes de la región del Istmo de Tehuantepec y hablantes del mixe-zoque, una lengua emparentada con el hñahñu-otomí, el tének, el cholano y el maya yucateco. Fue de los ‘olmecas’ que los mayas heredaron el conocimiento astronómico y el sistema calendárico[1], notando que el 3 de mayo es importantísimo por ser la fecha en que Venus vespertino abre la temporada de lluvias desde su posición más al norte sobre el horizonte del poniente.

Los astrónomos-sacerdotes otomí-toltecas quisieron imprimir la fecha del cierre del Quinto Sol sobre el material más firme y duradero a su alcance: un megalito basáltico de más de veinticuatro toneladas, con un diámetro de casi 360 centímetros. La fecha registrada fue 4 Movimiento del año 13 Carrizo, donde el signo para 4 Movimiento se destaca en la Figura 3 en azul y el signo para 13 Carrizo aparece en el cuadrete rojo en el extremo superior de la piedra. El tonal 4 Movimiento también ocurriría 260 días después, en el año 1 Pedernal. Para los otomí-toltecas, los cierres de tiempo siempre han sido en año 13 Carrizo, lo cual acontece cada 52 años y sus múltiplos.

Pero este cierre en particular merecía ser registrado en piedra para asegurar que la población de estos tiempos (2012) estuviera preparada para los acontecimientos provocados por los 4 Movimientos –lo cual puede interpretarse en asociación con el fuego, el aire, el agua y la tierra.

Figura 3. Piedra de los Soles. El cuadrete de año en rojo en la porción superior registra el año 13 Carrizo y el signo en azul es el tonal Movimiento que va acompañado de cuatro chalchihuites. Así se especifica que se trata del tonal 4 Movimiento del año 13 Carrizo. Esta es una fecha otomí. El año 1 Pedernal también se destaca en rojo porque es el año que ingresa al cerrarse un ciclo de 52 años en 13 Carrizo. El tonal 4 Movimiento sucedió el 26 de marzo de 2012 y 260 días después, el 11 de diciembre de 2012 [2]. En la primera fecha, Venus vespertino y la Luna estuvieron en conjunción. En la segunda, Venus matutino y la Luna estuvieron en conjunción. El fenómeno de conjunción Venus-Luna denota época de eclipses.

Además de las dos fechas 4 Movimiento, entre las cuales sucederían eclipses visibles en Mesoamérica, destaca en la Piedra la fecha 1 Lluvia del año otomí 1 Pedernal (Figura 4). Esta fecha ocurrió nueve días antes de 10 Conejo, equivalente al 5 de Junio de 2012. Una novena es el tiempo en que se han de hacer rituales para evitar calamidades ante la inminente llegada de un eclipse. En 10 Conejo Venus eclipsó al Sol. En el inter, la Luna fue eclipsada también, en día 8 Muerte. Pasando 10 Conejo, cinco días después, surgió Tlahuizcalpantecuhtli en el cielo del alba. Esa fecha, 2 Carrizo, aparece en el Códice Borgia, p.53, con un augurio que coincide con el dramático cierre del Quinto Sol porque se trata de Tlahuizcalpantecuhtli con cabeza de Conejo derrocando a un gobernante (ver Figuras 6 y 8).

Figura 4. Porción central de la Piedra del Sol. La fecha inferior es 1 Lluvia del año otomí 1 Pedernal (que equivale al año mexica 13 Pedernal), y se traduce al 27 de mayo de 2012. Las fechas tonales Conejo y Muerte son simbólicas. 10 Conejo alude al aspecto de Conejo que presenta Tlahuizcalpantecuhtli en el Códice Borgia para este evento.

Las páginas 53 y 54 del Códice Borgia (Figuras 5 y 6) presentan un almanaque con registros de todas las fechas de salidas heliacas de Venus matutino durante 104 años. Además, muestra los efectos que ejercerá la estrella matutina en el mundo: en los mares y ríos; en las montañas de agua dulce; en los campos de cultivo; en las estructuras de gobierno y en la población en general. Este almanaque muestra que los observadores de Venus constataron que la estrella matutina produce cinco tipos de efectos, todos nocivos para la vida y todos distinguibles entre si.

Venus experimenta cinco ciclos sinódicos distintos en un periodo de ocho años. Esto significa que, si se toma el primero en la secuencia de cinco ciclos sinódicos, su repetición ocurrirá hasta dentro de ocho años. Por ejemplo, el ciclo que comenzó con la salida heliaca de Venus matutino en junio de 2012 se ha de repetir en junio de 2020 y luego en 2028, y así sucesivamente.

Cada uno de los ciclos sinódicos comienza en un momento distinto del año solar. En la actualidad, los cinco momentos del año para una salida helíaca de Venus  matutino son: a mediados de agosto, en día o tonal Cipactli (Cocodrila) –ver el Cuadro 1 del almanaque, Figura 5; a fines de marzo en tonal Cóatl (Serpiente) –Cuadro 2 de la Figura 6. A principios de noviembre en tonal Atl (Agua) –Cuadro 3. En la segunda semana de junio en día Acatl (Carrizo) –Cuadro 4. Y a mediados de eneroen tonal Ollin (Movimiento) –Cuadro 5. Los efectos de la salida de la estrella matutina son comprobables dentro de un gran ciclo de 104 años.[3]

Figura 5. Porción inferior izquierda de la página 54 del Códice Borgia. Se trata del Cuadro 1 del Almanaque de salidas heliacas de Venus matutino con augurios sobre el modo en que habrá de actuar Tlahuizcalpantecuhtli, su personificación. Este Cuadro 1 está enmarcado por 13 fechas Cipactli (Cocodrila) las cuales se van dando una a una, cada ocho años. Cipactli es el primer tonal del Tonalpohualli (el ciclo panmesoamericano de 260 días). El augurio es que Tlahuizcalpantecuhtli con cara de Muerte hará daño a los seres de los mares, lagunas o ríos. Actualmente se trata de las salidas que se dan a mediados de agosto cada ocho años.

 

Figura 6. Página 53 del Códice Borgia. La lectura se da desde abajo, de derecha a izquierda. Cuadro 2 del Almanaque para salidas heliacas en fecha o tonal Cóatl (Serpiente). El augurio dice que Tlahuizcalpantecuhtli con cabeza de Águila lastimará los manantiales. Actualmente se trata de las salidas que ocurren a fines de marzo cada ocho años. Cuadro 3 para salidas heliacas en fecha o tonal Atl (Agua). El augurio dice que Tlahuizcalpantecuhtli con cabeza de Perro hará que las tierras se llenen de pestes que atacarán al maíz. Actualmente se trata de las salidas que ocurren a principios de noviembre cada ocho años. Cuadro 4 para salidas heliacas en tonal Acatl (Carrizo). El augurio dice que Tlahuizcalpantecuhtli con cara de Conejo hará que los gobernantes sean destituidos fulminantemente. Actualmente se trata de las salidas que se dan en las primeras semanas de junio cada ocho años. Cuadro 5 para salidas heliacas en tonal Ollin (Movimiento). El augurio dice que Tlahuizcalpantecuhtli con cara de Muerte provocará guerra y hambre. Actualmente se trata de las salidas que se dan a mediados de enero cada ocho años. Imagen de Akademische Druk – U. Verlagsanstalt – Graz en famsi.org.

 

El tránsito de Venus frente al disco solar aconteció el 5 de junio de 2012 o 10 Conejo del año otomí 1 Pedernal. Al cabo de cinco días[4] Venus hizo su primera salida heliaca. La fecha fue 10 de junio de 2012, día 2 Carrizo. De acuerdo con el almanaque en la página 53 del Códice Borgia (Figura 8), esta fecha trae la carga propia del acto de derrocamiento de un gobernante, acto ejecutado por Tlahuizcalpantecuhtli con faz de Conejo.

En el año de 2012, dicha carga fue particularmente pesada, pues se estaba dando término al Quinto Sol que gobernó durante 1040 años. La segunda mitad de aquel ciclo, o sea, los 520 años entre 1492 y 2012, fueron extremadamente violentos y destructivos a causa de la invasión con el arcabuz y la cruz. De modo que el cierre del Quinto Sol traería consigo el develamiento de traumas acumulados por todas las generaciones que han vivido en resistencia desde aquel sangriento 1492. El cierre sería, en verdad, tormentoso y doloroso, no sólo para la gente del maíz, sino también para la tierra de sus ancestros.

Para los sacerdotes-astrónomos olmecas—y luego mayas—, el momento clave de cierre de un gran ciclo habría de ser aquel en que Venus emergiera renovado como estrella vespertina (Figura 7). Este acontecimiento tendría la carga del nacimiento del ciclo 13 Bak’tun, mismo que fuera bellamente recordado y plasmado en estelas de Palenque, Yaxchilán, Cobá y Copán—por mencionar algunos sitios. La personificación de Venus vespertino se dio principalmente por medio de la Deidad GI (su cara en jade aparece en la Figura 7)—de cuyo linaje provinieron grandes gobernantes mayas, hombres y mujeres.

La Deidad GI instauró orden en el mundo por medio de los calendarios y las ceremonias, instruyendo a los hombres y mujeres del maíz a mantener un comportamiento apropiado, prometiendo a cambio copiosas lluvias, fertilidad y continuidad de las sociedades bioculturales. Su nacimiento fue el día 9 Ik’ (9 Viento), de manera que se trata de la misma deidad que lleva por nombre K’eya Maxi entre los otomí-toltecas, Quetzalcóatl o 9-Ehécatl entre los mexica, y Kukulkán entre los itzaes.

El 3 de mayo (3 K’ank’iin) es el día que mejor caracteriza la agencia de esta deidad panmesoamericana, celebrada en las cumbres que miran al poniente. Con su aliento de vida, abre en ese día la temporada de la lluvia, el maíz y la abundancia.

Figura 7. Representación de la trayectoria de Venus desde la fecha de tránsito ocurrida el 5 de junio de 2012. A los cinco días hizo una salida heliaca como estrella matutina permaneciendo 263 días en ese estado. Luego, tras sumergirse en el mar primordial por cincuenta días, emergió renovado el 3 de mayo de 2013. Esta es la narrativa que puede leerse al integrar la información calendárica y astronómica otomí de la Piedra del Sol y la maya de la estela 1 de Cobá y del Tablero de la Cruz de Palenque. La cara de jadeíta corresponde a la Deidad GI, Venus. En su anverso se marca la fecha del comienzo del gran ciclo de 13 Bak’tun.

El momento de cierre de 13 Bak’tun, si bien ligado a aquel hermoso nacimiento del ciclo de la civilización del binomio humano-maíz, implicaba una profunda limpieza en todos los sentidos, material y espiritualmente. Durante trece años los Bacabes sostenedores del mundo, sagradas ceibas o Yaxché, permanecerían caídos. Aquella limpieza acontecería principalmente en ese periodo de trece años.

Cada vez que se completa un Bak’tun (400 Tunes de 360 días) sucede lo mismo. Mientras los Bacabes están caídos ocurre todo tipo de calamidades. En el Chilam Balam de Chumayel leemos estos versos del Ritual de los Bacabes:

En estas estrofas notamos que el agente de destrucción es Bolón ti ku. Se trata del mismo Bolon Yokte’ K’uhque, hacia el año 650 n.e., fuera invocado por el gobernante de Tortuguero, Tabasco, desesperado por las prolongadas sequías y hambrunas que estaban impactando el territorio en aquellos tiempos.[5] Bolon Yokte’ K’uh es la personificación del planeta Marte, una deidad que insta a la destrucción con violencia. Resulta importante notar que aquel gobernante, Bahlam Ajaw, señaló que, al completarse 13 Bak’tun, presenciaríamos a Bolon Yokte’ K’uh “en su gran investidura”, y desconoció totalmente el resurgir de Venus vespertino. Ciertamente, Marte emergió en el cielo del amanecer a partir del 3 de mayo de 2013. Pero ¿por qué optaba Bahlam Ajaw por recurrir a los auspicios de Marte, saqueando en su nombre, mientras sus parientes de Palenque mantenían lealtad con la Deidad GI (Venus vespertino)? ¿Por qué, si la profecía de sus parientes aludía a Venus vespertino emergiendo de las aguas primordiales una vez más, al cerrarse 13 Bak’tun, Bahlam Ajaw enalteció a Marte? Un camino y filosofía de vida es la palencana, la que honra a 9 Ik’, es decir, Venus, aliento de vida, traedor de lluvia y fecundador del maíz. Es un pensamiento que confía en la rearmonización del mundo tras trece años de experimentar fuertes reacomodos mientras los Bacabes permanecen caídos. El otro camino es el de hacerse de armas, aniquilar al indefenso, y saquear y someter para sobrevivir mientras llegan mejores tiempos.

En la actualidad—y exactamente el 3 de noviembre de 2019—hemos transitado por la mitad del ciclo de 13 años que demoran caídos los Bacabes. Son los tiempos más críticos, en los que se combinan todo tipo de desastres en la naturaleza y en nuestra sociedad. Usted puede hacer un repaso de lo que ha estado sucediendo, desde la reciente peste de langostas en el norte de África, pasando por la invasión intercontinental de avispas asesinas y la del coronavirus surgido de murciélagos en la China. Los terremotos, erupciones volcánicas, huracanes y derretimiento de los cascos polares y los hielos de las cumbres son cada vez más frecuentes e intensos.

Pero nada de esto es en realidad sólo por causa natural. Los antepasados no registraron lo que sucedería cada vez que se caen los Bacabes para aceptar un designio fatal. Todo lo contrario, lo registraron para que las sociedades bioculturales contribuyéramos a mantener una alta resiliencia de los sistemas ecológicos y socioecológicos. Al mantener esa resiliencia, se reduciría el daño sufrido por los impactos naturales. Asimismo, cuando llegara el tiempo de caída de los Bacabes llegaría también la oportunidad de hacer un repaso de conciencia y una rectificación de los comportamientos que atentan contra la continuidad armoniosa de la vida.

La destrucción que ahora presenciamos es resultado de la ejecución del mandato de dominio de la naturaleza y de exterminio de los pueblos originarios—aquellos que han desarrollado un modo de vida responsable con la tierra, comprendiendo su propósito de cuidar la vida por mandato de la Madre Tierra. Las sociedades modernas continúan reproduciendo los actos de opresión y dominio ordenados en 1493—e incluso desde medio siglo antes—por dos papas en turno. Son actos a micro y macro escala que afectan la psique individual y colectiva, y que están basados en el principio del libre albedrío y la creencia de la salvación cristiana. Las leyes y reglas son escritas por acuerdo de un grupo de interés común, pero dicho interés es mezquino y avaro, y las reglas pueden ser violadas en todo momento.

En cambio, las sociedades originarias se organizan con base en los mandatos de la Madre Tierra de cuidar los gérmenes y las fuentes de vida. No se dispone de libre albedrío, en absoluto. Se vive—tanto en el mundo de la vida como de los sueños, en el de los espíritus de plantas y animales como de los muertos—con la conciencia de que todo pensamiento y acto ha de volverse un germen y principio de vida y regeneración de vida. No puede ser de otra manera, o habrá consecuencias nefastas.

Almanaques, piedras labradas, pirámides y centros ceremoniales, legados por las culturas otomí-toltecas y mayas, integraron un sistema de coordinación con la Madre Tierra y los astros, un pauteo de pensamiento y acción. Todo acto ha de ser previamente consultado, el germen del pensamiento ha de presentarse ante la mesa o el altar de la casa de la familia. Esta mesa representa la generosidad, abundancia y el amor incondicional de la Madre Tierra, así como su conciencia todo-abarcadora, en la cual se expande la nuestra.

El mayor problema entre las poblaciones originarias ‘modernizadas’ consiste en demeritar la capacidad de los abuelos para interpretar las señales de la naturaleza, y en no poder dar lectura e interpretación a los almanaques. Es de ellas la responsabilidad de cultivar saberes y ejecutar ceremonias tradicionales, así como de acordar y hacer cumplir leyes basadas en el mandato de la Madre Tierra. Junto con aliados con mentalidad abierta a escuchar y respetar la sabiduría de los pueblos, la gran mayoría de la sociedad—ya emancipada del patriarcado— tiene la inmensa responsabilidad de evitar que los desastres tengan efectos tan destructivos que ya no haya oportunidad de que los ecosistemas y biomas se regeneren.

El 5 de junio de 2020 estamos viviendo un ciclo completo de ocho años de Venus con los mismos efectos que aquellos traídos por el tránsito de Venus en 2012. Debido a la falta de una actitud ética y civil a la altura de las enseñanzas de los antepasados por el cuidado de la vida, los efectos están siendo mucho más graves que en 2012. Más aún, el fenómeno de Luna eclipsada en mismo 5 de junio 2020 ha venido a exacerbar la forma en que se perciben los conflictos y se responde a ellos. Y el eclipse de Sol, eclipse del 21 de junio, también afectará, en particular debido a que la relación de la Tierra con el Sol será de máxima separación y en alineación no sólo con la Luna, sino con varios planetas, incluyendo a Venus. Estas son las condiciones ideales para terremotos.

Quienes encabezan instituciones que han permitido el desenlace de desastres (aguas contaminadas, falta de agua, hambre, pestes y enfrentamientos civiles) a estados de irreversibilidad serán destituidos (Figura 8). Tal es el pronóstico del almanaque de Venus matutino de los otomíes y mexicas aquí presentado.

Todo lo que estamos viviendo se habría evitado si las órdenes de dominio, exterminio y evangelización se hubieran suspendido; si el impulso de la guerra y la violencia no existiera; si el binomio aristotélico objeto-sujeto se hubiera desechado; si los métodos cartesianos de control de variables hubieran sido descartados. Todo lo que estamos por vivir dependerá de la dignidad humana colectiva para poner un alto a las instituciones que no trabajan por la vida en armonía en La Tierra.

Figura 8. Cuadro 4 del Almanaque de Venus matutino, página 53 del Códice Borgia. Augurio para todas las fechas, separadas por ocho años en que la salida heliaca de Venus ocurre en día Ácatl.
El 10 de junio 2012, cuando amaneció Venus matutino, fue 2 Ácatl (recuadro en rojo). El augurio fue desgracia y fin de los gobernantes. Ocho años después, siendo 10 de junio de 2020, Venus matutino amanece en día 10 Ácatl (recuadro en azul). El augurio se reitera: desgracia y fin de los gobernantes.

Es tiempo de renovar el contrato con la Madre Tierra, de adoptar nuevamente su mandato. Solamente así se podrán levantar los Bacabes, los árboles sostenedores del cielo y del mundo, para dar el sentido de armonía biocultural una vez más. Nuestras conciencias y energías deben destinarse a prepararnos para la ceremonia que se habrá de celebrar en el alzamiento de los cinco Bacabes el 3 de mayo de 2026. Hay pueblos que llevan ensayando esta ceremonia por miles de años. Nuestra responsabilidad es que se haga con todo el protocolo y debido respeto a la milenaria tradición.

Es una tarea que se fundamenta en el Proceso de Unificación, donde las agencias de comunidades, naturaleza, instituciones y el cosmos se unen con el propósito de cuidar la vida con fundamento en la ley de origen, la ley de la naturaleza y la ley de la Madre Tierra.

5 de junio, 2020.

 

[1] Este conocimiento fue aplicado por los mayas entre el pre-Clásico (600 a.n.e.) y el Clásico terminal (hacia 1,100 n.e.), reteniendo algunos de los elementos hasta alrededor de 1820, como se aprecia en documentos históricos de la Península de Yucatán.

[2] Ambas fechas del año fueron registradas en el calendario juliano por Fray Diego Durán para 1544 (Durán 1570; 1967, Vol. I:105).

[3] Luego de este tiempo el almanaque se recalibra, ya que las salidas heliacas de Venus suceden un mes antes cuando se comparan con aquellas de hace 104 años.

[4] Los cinco días contados son: 11 Agua, 12 Perro, 13 Mono, 1 Pasto Torcido, 2 Carrizo.

[5] Kennett, D.J. et al. (2012) “Development and Disintegration of Maya Political Systems in Response to Climate Change.” Science, Vol. 338, No. 6108, pp.788-791, 9 November 2012. Los autores dicen que las lluvias cuantiosas favorecieron la expansión poblacional y la proliferación de centros civiles y ceremoniales entre 440 y 660 n.e. Esto fue seguido de una tendencia, entre 660 n.e. y 1000 n.e. de sequías prolongadas que gatillaron la balcanización de las políticas, guerras, desintegración de gobiernos y el eventual colapso poblacional en el contexto de sequías extensas entre 1020 y 1100 n.e.